Nací en una familia donde no me gustaba el entorno. Había conflictos y lo único que se hacía era sobrevivir. Mi familia era muy conservadora y profundamente católica, y desde pequeña no estaba de acuerdo con muchas cosas. Me cuestionaba una y otra vez si realmente había venido a este mundo solo a sufrir y a sobrevivir.

Crecí rodeada de paradigmas y creencias limitantes, en medio de la escasez, y un día decidí hacer algo por mí. Pero en esa búsqueda no tomé el mejor camino. Me introduje en el mundo de las drogas y el alcohol. Pasé por adicciones y comportamientos destructivos, donde me sentía perdida y no lograba encontrarme a mí misma.